Cuando dos traidores aparecen en una emisión de sellos de Cuba (segunda parte)

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En la entrada anterior (primera parte) anotábamos los datos técnicos de la emisión de Retiro de Comunicaciones de 1956 y sus características, por lo que no las repetiremos. Expusimos como el Mayor General Julio Sanguily Garrite fue, sin lugar a dudas, traidor a la Patria de la forma más onerosa. Quedaba por exponer el segundo traidor, que “baila” en ese concepto en sí, pero que definitivamente queda en el oscuro velo de la historia ofrecer las últimas conclusiones.

El segundo es el poeta Juan Clemente Zenea, personalidad extensamente discutida por su triste final, considerado por algunos un patriota y por otros un traidor. Pongamos todo en contexto.

Con el inicio de la guerra de independencia en octubre de 1868 la isla rompe al final un proceso conspirativo de decenas de años y se lanzaría a una guerra civil por su independencia política. Se mezclarían en la manigua la aristocracia criolla, los pequeños comerciantes y los negros esclavos. El proceso, complejo de por sí como heterogéneo, fue radicalizándose hasta que en la Asamblea Constituyente de Guáimaro quedó plasmada en una Constitución la abolición de la esclavitud, la igualdad ante la ley de todos los cubanos y el deseo que no existiría paz sin independencia.

La variada fortuna de las armas cubanas durante los primeros meses hizo que muchos de los que se aventaron a la manigua en los primeros momentos se retractaran y posteriormente colaboraran con las autoridades coloniales. Este es el caso de Napoleón Arango, entre otros. Esta nueva posición hizo que los jefes mambises recibieran órdenes que fusilar a todos los que llevaran posiciones de paz sin que ello conllevara la independencia. En 1875 fue legislado como “Decreto-ley Sportorno” y fuera fusilado sin formación de juicio todos los que llevaran mensajes a la manigua con propuestas de paz sin independencia.

El caso que nos ocupa, Juan Clemente Zenea, era de los independentistas anteriores al Grito de la Demajagua. Exiliado desde 1853 por sus actividades conspiratorias defendió con su pluma el derecho a la independencia de la isla y al estallar la guerra su actividad se redobló junto a la emigración cubana en Estados Unidos. Es Nicolás Azcárate, su amigo, el que termina involucrándolo en los hechos que lo llevaron al paredón en el “Foso de los Laureles” en el Castillo de la  Cabaña.

La versión oficialmente aceptada y difundida aun hoy:

Mauricio López Roberts, embajador español en la Unión y hombre de letras, probablemente involucró al abogado cubano en los planes de enviar un emisario de paz a la manigua bajo la promesa de obtener la autonomía, misión que Zenea aceptó bajo la condición de decidir el mismo en el terreno, según lo que palpara, transmitir o no esa propuesta, según investigaciones realizadas. 

 Es probable que el poeta concibiera burlar de esa forma a los españoles para cumplir su viejo anhelo de llegar al campo insurrecto. 

Logró arribar a la Isla clandestinamente en 1871, y luego de una entrevista con el presidente de la República en Armas, Carlos Manuel de Céspedes, fue apresado por las tropas hispanas al tratar de retornar a la vecina nación norteña a principios de 1871 junto con la esposa de Céspedes, lo que evidencia que confiaba en Zenea. 

Se salvó de ser ejecutado en el acto de acuerdo con lo aplicado para los prisioneros, por tener un salvoconducto de López Robert y fue enviado a la capital y recluido en la Fortaleza San Carlos de La Cabaña. 

 La Isla era gobernaba por el capitán General Blas Diego de Villate y de la Hera, conde de Valmaseda, representante de los intereses más integristas asociados a los voluntarios y comerciantes enriquecidos con la trata de negros, quien no tuvo en cuenta la aparente misión de paz de Zenea, lo que selló su suerte. 

 Sin embargo, los ocho meses de prisión y proceso judicial que sufrió el poeta no arrojaron prueba de que haya delatado información sobre el campamento mambí donde se entrevistó con Céspedes, ni sobre sus fuerzas y según el destacado investigador Raúl Rodríguez La O tampoco reveló datos sobre propuestas que trajo para nombrar agentes cubanos en otros países, en especial en México. 

Por esas razones para el historiador Rodríguez La O: Juan Clemente Zenea nunca fue un traidor, sino un agente mambí por cuenta propia debido a la no existencia de un fuerte aparato de inteligencia mambí. (1) 

 La historiadora cubana Mercedes García en cambio no tiene dudas sobre la traición de Zenea y así lo refleja en su libro “Con un ojo en Yara y otro en Madrid”. En el acto de presentación la revista Opus resume el texto leído por la historiadora María del Carmen Barcia:

Como parte de su estudio, Mercedes García ofrece todas las visiones historiográficas que se han brindado con antelación a su obra, para después demostrar, con toda la información acumulada en su perseverante quehacer, que Zenea funcionó como un agente de los liberales reformistas, tanto en la emigración como en España, y que su misión era conocer la situación expresa en el campo insurrecto y convencer a los líderes independentistas de que debían concluir la guerra con una solución pactada. 

La historia no es un cuento de buenos y malos, es una construcción que nos acerca a la verdad, a los hechos ocurridos, tratando de entender las motivaciones de los hombres, y el espíritu de una época, sin imponerles nuestra concepción desde el presente. Zenea pagó su acción con la vida y no por el juicio de los que combatían en el campo insurrecto, a los cuales había traicionado, y ni siquiera por el interés de quienes lo enrolaron en esa misión, sino por las situaciones extremas desatadas por los integristas de la Isla, y por la turba de sus voluntarios, ejecutores de los extremos: por esta razón fue declarado traidor a España y cómplice de los insurrectos y se le condenó a muerte. (2) 

Finalmente, para confirmar las sospechas Enrique Pirala, historiador español de la contienda independentista, transcribe en su obra los siguientes telegramas del Cónsul español pidiendo se respete la vida de Juan Clemente Zenea, comisionado por él, para llevar propuestas de paz al presidente Céspedes.

Ministerio de la Guerra. – Al señor Ministro de Estado. – « Al tener noticia extraoficial del telegrama oficial sin fecha, dirigido por el Ministro de España en Washington, solicitando que por el buen nombre del Gobierno se comunicase sin pérdida de tiempo á Cuba la orden para que se respetase la vida de Juan Clemente Zenea, toda vez que á pesar del salvoconducto que lleva había sido preso, y sometido á un Consejo de guerra, dirigí con fecha 8 del actual al Capitán general de dicha isla el siguiente despacho telegráfico « Respete V. E. la vida de Don Juan Clemente Zenea puesto que salvoconducto es válido, y  espere mis instrucciones». Consecuente á dicho parte me trasmiti la expresada autoridad el siguiente : « Se respeto salvoconducto que llevaba, pues, no fué juzgado en Consejo verbal, pero como en los papeles ocupados aparezca traidor á la comisión que tenía, se le sujetó á procedimiento ordinario para esclarecer los hechos y juzgarle en su día con areglo á la ley. Por el correo del 15 explicaciones. » 

Por consiguiente si á pesar de la carencia de antecedentes he dirigido al Capitán general de Cuba el telegrama de que queda hecho mérito, ha sido únicamente por la urgencia, y teniendo presente que accediendo á lo que se solicitaba por el Ministro de España en Washington se podría salvar la vida de Zenea, á quien se creía inculpable. Tan luego como se reciban las explicaciones que el Capitán general de Cuba ofrece dar por el correo del 15, las pondré en conocimiento de V. E. y del Sr. Ministro de Ultramar par los fines que correspondan. – Madrid Enero 18 de 1871.. » (3) 

Conclusiones 

A la luz de la información conocida y publicada en los últimos años es posible realizar la correspondiente rectificación de la historia oficial y constatar que Juan Clemente Zenea, independentista en inicio, terminó siendo un agente pagado por los servicios de inteligencia coloniales con las intenciones de llevar negociaciones de paz sin independencia. Merecía por lo cual ser fusilado por las fuerzas mambisas y terminó siendo fusilado por sus “contratadores” para aplacar la ira de los voluntarios más reaccionarios. En definitiva…. UN TRAIDOR A LA PATRIA …. hasta que pueda demostrarse lo contrario.

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