Un pequeño sello con una historia interesante.

Consejo-Nacional-de-Tuberculosis-1938
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Consejo-Nacional-de-Tuberculosis-1938
Consejo Nacional de Tuberculosis 1938

Es muy probable que en la caja de zapatos donde guarda casi todo filatelista sus sellos más comunes, abunde ese sello pequeño, de color verde, del Consejo Nacional de Tuberculosis; quizás esté manchado, le falte un diente o sea un excelente regalo para el pequeño que se inicia en el maravilloso mundo de la filatelia. Tal vez sea poco atractivo, pero su mayor mérito, fue el motivo por el que se creó.

En 1938, año de su emisión, la tuberculosis constituía un serio problema de salud en la  isla, con un financiamiento prácticamente inexistente, y debido a esta situación Federico
Laredo Bru, presidente de la República de Cuba, autorizó mediante un Decreto Presidencial firmado el 9 de mayo de 1938, la confección del primer sello antituberculoso, con el fin de recaudar fondos para la lucha contra esta enfermedad. Este sello solamente podía circular desde el 1ro de diciembre de 1938 al 31 de enero de 1939, era de carácter obligatorio debiéndose abonar además la tarifa postal. Concluido el periodo de circulación los sellos excedentes debían ser destruidos y con el dinero recaudado se debían pagar los gastos de confección de los mismos, utilizándose el sobrante para la lucha contra la tuberculosis.

Se realizaron los estudios para valorar la cantidad de sellos a emitir, analizándose la demanda de sellos de 1 y 2 cts. durante esos meses en los años 1936-1937 y 1937-1938, estimándose que serían necesario confeccionar 20 millones de sellos para cubrir la demanda en ese periodo. Al término de las operaciones postales el 31 de enero de 1939, quedaron sobrantes 10 979 559 sellos cuya eliminación se efectuó en la Caldera de la Compañía P. Fernández S.A situada en las calles Plácido y Obrapía. Más del 50% de la emisión de los sellos de la Lucha Contrala Tuberculosis fue destruida, si las estimaciones hubiesen sido correctas, emitiéndose 10 millones de sellos, podía haberse ahorrado por concepto de impresión solamente, la no despreciable suma de 5 700 pesos.

Con fecha 11 de abril de 1939 en el periódico “El Mundo” aparece el siguiente titular.
“Buscan a un sujeto que falsificó 100 000 sellos del Consejo de Tuberculosis”. En el
periódico “El País” también se hizo eco de la noticia: “Descubierta una Importante
Falsificación de sellos del Consejo Antituberculoso”.

Respecto a esta situación, el periódico “El Avance” con fecha lunes 10 de abril de 1939
detallaba aun más la situación, en un artículo titulado “Descubierta una falsa emisión de
sellos del Consejo de Tuberculosis”:

“…compró a un individuo joven, de la raza blanca, 5000 de los expresados sellos.
Después volvió el desconocido proponiendo más sellos, pero él se negó a adquirirlo
sospechando su mala procedencia. El desconocido dijo que eran 12 millones de sellos que
habían sobrado del Consejo Nacional de Tuberculosis…”

La pregunta está planteada: ¿Venta clandestina o falsificación? No se encontró en los
archivos de este año ni en los años siguientes referencias al hecho, por lo cual solamente
se puede hacer especulaciones sobre el tema.

Es probable que no existiera falsificación alguna, sino una venta clandestina, con
apropiación de riquezas de forma ilegal, a perjuicio de la lucha contra la tuberculosis. A
continuación se exponen las razones que nos llevan a pensar de esta manera, aclarando
que todas son hipótesis sin pruebas y en ningún momento pretendemos poner en duda la
eficiencia de la Compañía P. Fernández S.A. que por muchos años emitió los sellos
cubanos.

  • Es curioso señalar que ningún catálogo ni bibliografía consultada haga referencia de
    haber descubierto sellos con defectos en su diseño que sugiera que sea una
    falsificación de la emisión antes citada. Incluso en los interrogatorios de personas
    implicadas en el hecho refirieron que el sospechoso alegó que eran “…12 millones de
    sellos que habían sobrado del Consejo Nacional de Tuberculosis…”
  • Siempre queda la duda de cuándo realmente comenzaron a venderse los supuestos
    sellos falsificados, pero aún si nos basamos en lo expresado por el sospechoso, es casi
    imposible que en tan poco tiempo se pudieran falsificar tal magnitud de sellos,
    cuando por primera vez circulaba ese diseño, y necesitaba de grandes recursos que no
    se correspondían con el bajo precio que cobraba por tales sellos. Además no tiene

    lógica asumir el riesgo de ser capturado por falsificar un sello de tan poco valor facial
    y que circulaba por corto tiempo.

La verdad nunca será descubierta, pero sin duda estos hechos le ponen el punto de sazón
exacto para el deguste del curioso filatelista.

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2 comentarios

  1. Me gustó mucho la crónica filatélica. Los sellos de ese periodo tienen un sentimiento de epoca muy característico.
    Felicitaciones al autor.

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