El coleccionismo es la sencilla práctica de reunir, clasificar y conservar el patrimonio material e inmaterial de la historia de la humanidad. Se extiende a todos los ámbitos y las épocas y sus límites los marca exclusivamente los deseos y el poder adquisitivo del coleccionista.
La imagen que ilustra esta entrada puede resultar atractiva, contraproducente, hiriente o puede lastimar algunas sensibilidades pero ¿es necesario hablar de ello?. El dolor que dejó el nazismo en los supervivientes y sus descendientes no tiene ni tendrá fecha de caducidad pero quizás toca analizar un par de puntos (aplicados al coleccionismo) que todos comentamos pero que rara vez expresamos.
Nos encontramos a veces con las prohibiciones de diferentes páginas de venta en internet ante material relacionado a Hitler, el nazismo o temas relacionados. Se amparan en la llamada “apología” de esas ideologías cuando en realidad les cuesta admitir que es un material que tiene demanda y que “no es políticamente correcto” admitirlos. Piense en alguna multinacional plataforma de ventas e intente poner claramente los descriptores relacionados. El resultado será prácticamente nulo. Si intenta poner en venta algo claramente descrito seguro será anulado y es más que posible que reciba un regañina cuando no una sanción. En algunos países es obligatoria la anulación de la swastica o la imagen de Hitler o no se atreven a exponer públicamente o en un mostrador objetos y medallas, mudos testigos de una contienda felizmente terminada. En cambio si ponemos Stalin, Mao, Gengis Khan se suman a miles las entradas. ¿no es semejante el horror de los gulag comunistas, las matanzas por hambre o el genocidio de pueblos enteros al horror nacional-socialista? ¿por qué podemos superar unos temas y prohibir otros? Sin intención de trivializar o frivolizar con el tema tan espinoso podemos sencillamente preguntarnos ¿Cuántos años deben pasar para asimilemos este período de la historia contemporánea?
¿No es sencillamente una estupidez negar la historia?. Si es así es posible que estemos condenados a repetirla en el futuro.
