Por Marcos A. Fraga Acosta
En el universo de las emisiones postales de un país, no son muchas las veces en que nos encontramos con situaciones como la cancelación de una emisión autorizada, diseñada y hasta con pruebas de impresión. No obstante, el caso de la historia de las emisiones cubanas no ha estado exento a este tipo de situaciones.
En 1958, mediante Decreto No. 2104, de 5 de junio, fue autorizada una emisión de sellos con el objetivo de honrar la figura de Gaspar Betancourt Cisneros (1803-1866). “El Lugareño”, como fuera conocido este ilustre intelectual camagüeyano, fue uno de los más destacados costumbristas dentro del periodismo de la primera mitad y mediados del siglo XIX cubano, llegando a identificarse con la causa independentista que en aquel entonces se gestaba en el país. De esta manera, no resulta extraño comprender que en algún momento se le dedicara, a modo de homenaje, alguna emisión postal cubana.
De la emisión que nos ocupa, pudo encontrarse dos pruebas: una de artista y otra de punzón, ambas del mismo sello. Con facial de 4 centavos y de color azul pizarra, la propuesta de diseño nos muestra la efigie del patriota, basada en una de las plumillas típicas de la época, con su nombre entre los años de su nacimiento y deceso, acompañado del pseudónimo por el que fuera conocido y trascendiera a la historia. Otra prueba, con el mismo facial e igualmente imperforada, pero en color negro sobre papel crema, es incluida en un catálogo de pruebas postales cubanas editado en New York sobre la base de los fondos de la Security Banknote Co.
Entonces, ¿qué destino tuvo esta emisión? Si fue cancelada, ¿cuándo ocurrió? ¿por qué motivos? ¿qué sucedió con los ejemplares producidos? Las respuestas a estas preguntas pudieron encontrarse, por pura causalidad, en la búsqueda de información histórica para fines totalmente ajenos a la filatelia. Así las cosas, en la Gaceta Oficial de la República, publicada en fecha 29 de agosto de 1960, puede leerse el Decreto No. 2741, promulgado el 15 de agosto de aquel año 1960 por el entonces Consejo de Ministros del Gobierno Revolucionario. De sus líneas se comprende que fue el valor facial del sello lo que determinó su cancelación, así como el fin de los ejemplares producidos: su incineración.
Luego, si bien el mínimo del franqueo para la correspondencia ordinaria no se correspondía con la del sello, nada obstaba que este fuera utilizado para cubrir franqueos de mayor valor, o que otra solución hubiera sido su habilitación, como sucediera entonces con varias de las emisiones circulantes de la época. La posterior ausencia de esta figura histórica en emisiones postales cubanas, al mismo tiempo que se le señalaba desde la academia por sus ideas originariamente anexionistas, pueden llevar a pensar que las razones de aquella cancelación tuvieron una causa más política que administrativa, pero solo se trata de una hipótesis carente de demostración.
En cualquier caso, la figura de Gaspar Betancourt Cisneros no ha sido olvidada ni entre la intelectualidad ni en la filatelia cubana. La editorial de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey, su urbe natal, lleva su nombre.
Asimismo, el 29 de marzo de 1993, en ocasión del aniversario 190 de su natalicio, fue realizada por el Círculo Filatélico de Camagüey una cancelación especial en su honor, en cuyo cancelador puede apreciarse la imagen del patriota.
Sobre su persona se pronunciaría otro insigne intelectual cubano, el Dr. Eusebio Leal, quien afirmara: “El Lugareño es pese a sus pasiones y vehemencias uno de los hombres excepcionales del siglo XIX. Uno de aquellos que puso su inteligencia y su voluntad al servicio de su pueblo sin esperar recompensas ni recibir honores”.