La historia postal es tan compleja como apasionante: una simple marca puede revalorizar hasta cien veces el precio de una pieza aparentemente ordinaria. El sobre que nos ocupa es una carta dirigida a los comerciantes «Ramírez y Oro» en Manzanillo. Este archivo de correspondencia fue originalmente propiedad de Buenaventura Cruz Planas, hasta que pasó a formar parte del Museo Postal Cubano. Una parte del conjunto fue aprovechado con fines museográficos, mientras que el resto fue vendido o cedido en diferentes momentos entre 1970 y 1990.
Desafortunadamente, algunas de las piezas fueron manipuladas, y esta es una de ellas. El falsificador, al parecer, carecía de conocimientos elementales sobre la prefilatelia cubana, y lo cierto es que su intervención fue burda y evidente. La marca «BAYAMO», que podría haber incrementado significativamente el valor del sobre, se conoce utilizada únicamente hasta 1842, año en que entró en vigor la reforma postal que impuso el uso obligatorio de los fechadores Baeza.
La pieza, en sí, no presenta mayor misterio: la supuesta marca fue impresa mediante una impresora plana —posiblemente láser—, a la que se añadió un fechador de 1860, totalmente incongruente con la cronología postal cubana. Una verdadera lástima haber echado a perder un sobre original de esa forma.