Hace solo un año logré cumplir uno de mis más preciados deseos: conseguir el primer catálogo especializado de sellos de Cuba de mi buen amigo y miembro de la Real Academia Hispánica de Filatelia e Historia Postal, D. Carlos Echenagusía García. Este catálogo, una verdadera rareza bibliográfica, fue secuestrado y destruido antes que pudiera ser siquiera encuadernado. Hagamos un poco de historia pues doy fe que cada elemento que expongo lo he podido confirmar punto por punto.
Carlos Echenagusía, trinitario de nacimiento y filatelista apasionado desde la niñez era en los 70 uno de los más destacados diseñadores postales con que contaba el Ministerio de Comunicaciones. A pedido de José Luis Guerra Aguiar, director del Museo Postal Cubano, realizó el estudio de la primera emisión postal de Antillas Españolas, autoría que se adjudicaría totalmente el citado director sin siquiera una mínima nota de reconocimiento. El libro, publicado en 1976, muestra los diseños originales y el estudio de Echena (como le llamamos cariñosamente en el ámbito filatélico y así lo citaremos a continuación). En sus páginas contiene una joya del estudio de la filatelia colonial española: la tabla de identificación de las posiciones de plancha de cada uno de los valores emitidos entre 1855 y 1857 para las Antillas Españolas y las islas Filipinas.
A pesar de la ausencia del justo reconocimiento lo más doloroso, el robo flagrante de la autoría de un trabajo de vital importancia para filatelia cubana, Echena continuó con el estudio de la historia postal de nuestro país. Anteriormente se había publicado un catálogo elemental de sellos de Cuba por el citado Guerra Aguiar, con numerosas deficiencias técnicas en las catalogaciones, que se propuso corregir y publicar.
El catálogo de 1978, excepcional para su momento, contaba por primera vez un tratamiento de historia postal, que ya es habitual en los catálogos españoles. Tenía la novedad de algunas imágenes a color, todo un acontecimiento para su época en Cuba. Compilaba el cúmulo de investigaciones previas y aportaba toda la experiencia y el saber acumulado en sus años de intenso coleccionismo activo.
Impreso y con la tinta aún fresca, “misteriosamente” se recibió la “orientación” que la tirada, que se consideraba “no autorizada”, fuera totalmente destruida. Especular no es necesario sobre los motivos y el responsable si comparamos el contenido del catalogo de 1974 y el de 1978. Al final sobrevivieron pocos ejemplares. El autor retiró algunos pliegos y con una encuadernación rústica pudo entregar a sus amigos lo que fue en su momento el mejor catálogo de sellos de Cuba del período colonial y la intervención americana. Esta joya bibliográfica, mudo testigo de la vergüenza, la censura y la envidia, muestra aún las marcas de encuadre del pliego y una encuadernación artesanal fuerte que ha sobrevivido al tiempo.
No es hasta la publicación del catálogo de sellos de Cuba de 1996 por Edifil, 18 años después, que pudimos contar con la preciosa información censurada en 1978.
Muchas gracias Fito por este artículo. Desconocía lo acontecido y que el Edifil especializado de Cuba se basara en el trabajo del sr. Echenagusía. Tuve ocasión de saludarle en la presentación de tu discurso académico pero me encantaría compartir con él alguna tertulia sobre filatelia cubana y seguir aprendiendo sobre este tema que sabes me apasiona.
De nuevo felicitarte por tu aportación. Un abrazo.